Vivir con cáncer de mama
Es el cáncer más frecuente en las mujeres, tanto en los países desarrollados como en los que están en desarrollo.
En los últimos años son muchas las historias que hemos escuchado sobre el cáncer de mamá; octubre ya se convirtió, a nivel mundial, en el mes de sensibilización sobre este padecimiento; las medidas preventivas son cada vez más conocidas y los avances en los tratamientos son evidentes; pese a lo anterior, las estadísticas siguen siendo elevadas. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, cada año se presentan 1.38 millones de casos nuevos y 458 mil muertes a causa de éste.
La detección precoz sigue siendo la piedra angular de la lucha contra esta enfermedad. Cuando se detecta de esta forma se logra establecer un diagnóstico y tratamiento adecuados, con lo que las posibilidades de curación son mayores.
Sin embargo, cuando se detecta de forma tardía, es raro que se pueda ofrecer un tratamiento que permita curar. Por lo que, en estos casos, los cuidados paliativos son los que permiten mitigar el sufrimiento, tanto de quienes enfrentan la enfermedad como de los familiares.
Una actitud positiva es esencial para enfrentar los tratamientos y los procesos que vienen después de los mismos.
Cuando una persona es diagnosticada con cáncer de mama, en cualquiera de las etapas de desarrollo en la que éste se encuentre, su vida cambia de forma radical y aparecen los sentimientos que chocan entre sí, pues van desde la tristeza, el miedo, la desesperación y el enojo, los cuales llegan a convertirse en una barrera contra la que también tienen que luchar, hasta llegar a los de persistencia, perseverancia, fortaleza y esperanza.
Dado lo anterior, compartir la situación con los seres queridos, familiares y amigos, suele ser complicado, pero siempre la comunicación es la mejor opción.
Ante lo rudo de los tratamientos, algunas veces los pacientes buscan aislarse, prefieren no salir y evitan relacionarse con los demás, por lo que se debe evitar a toda costa caer en un estado depresivo y, en caso de que sea necesario, es importante que reciban atención psicológica.
La autoexploración es la mejor forma de prevenir o tratar a tiempo el cáncer de mama.
Este tipo de cáncer se ha convertido en un problema social ante la falta de prevención, por ello, conocer tus senos es vital. Debes aprender a autoexplorarte mensualmente, ya que cualquier cambio detectado a tiempo te puede salvar la vida. Según el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el proceso es:
Observar: colócate frente a un espejo y busca cambios en la forma, tamaño o superficie de la piel; especialmente hundimientos, inflamación, enrojecimiento o ulceración. Esto debes hacerlo con los brazos a los lados, las manos detrás de la cabeza, los codos y hombros ligeramente hacia adelante o con las manos en la cintura.
Tocar: frente a un espejo o durante el baño, busca bolitas, zonas con dolor, abultamientos o alguna consistencia diferente en el resto de la mama. Hazlo de pie, la mano derecha en la nuca, con la izquierda toca el pecho derecho. Comienza desde arriba palpando alrededor de la mama y luego en la parte del centro. Posteriormente, revisa toda la axila y al final aprieta el pezón para ver si hay salida anormal de líquido. Explora el otro pecho de la misma manera.
Finalmente, también es importante que acudas al médico para que te realicen una exploración clínica, la cual se practica a partir de los 25 años de edad.
Recuérdalo: ¡no sabes lo fuerte que eres, hasta que ser fuerte es la única opción!
Consulta a tu médico.
Fuentes consultadas::