Pandemias, ¿qué hemos aprendido?
Durante toda su existencia, el ser humano ha sido amenazado por virus alterando el curso de la historia.
De acuerdo con los historiadores, las pandemias generalmente tienen dos finales: el médico, que llega cuando la incidencia de casos y las muertes caen; y el social, cuando la ‘epidemia de miedo’ a la enfermedad cede. Pero por décadas, el mundo ha ignorado las predicciones de los expertos sobre las pandemias por venir.
Durante toda su existencia, el ser humano ha sido amenazado por virus. Y a lo largo de la historia, se ha enfrentado a pandemias de efectos devastadores.
No obstante, constantemente vemos que no se ha hecho caso a las señales de alarma que anunciaban que un peligroso nuevo virus atacaría. Desde hace décadas, los científicos han externado sus preocupaciones y se ha escrito mucho para difundir la alerta.
La comunidad científica ha identificado condiciones, como el cambio climático, la urbanización masiva, y la cercanía de personas a animales de granja o silvestres que son portadores de virus, que podrían desatar microbios nunca antes vistos en humanos, y por lo tanto, inusualmente letales.
Se ha advertido que gracias a la economía cada vez más global, la facilidad para viajar internacionalmente y el traslado de refugiados de las guerras o hambrunas, estos agresivos patógenos podrían esparcirse fácilmente por el mundo.
Entonces, ¿por qué no se ha hecho caso?
Desde la década de los noventa, muchos expertos alertaron sobre la probabilidad de que un nuevo virus desatara el caos. La mayoría creía que sería influenza. Desafortunadamente, esta creencia pasaba inadvertida prácticamente en todos los sectores, pues la población subestima a esta enfermedad porque percibe que cada año se hace presente y existen vacunas para prevenirla.
Casi todos se han vuelto confiados ante el riesgo de una pandemia global porque muchas de las amenazas anteriores no fueron demasiado severas. Casi todas se limitaron a regiones que nos parecen remotas, como el SARS de 2003 que prácticamente se quedó en Asia, el MERS que no salió del Medio Oriente en 2012, o el ébola que azotó el occidente de África. El resto del mundo se ha limitado a ver cómo libraba estos problemas atribuyendo erróneamente que esos países eran azotados por tener costumbres y hábitos que los demás no practican.
Como los virus matan a muchas personas cada año, no se toman medidas de prevención más estrictas. Pero una vez cada generación, una pandemia puede matar a millones.
La más famosa de todas es la peste bubónica, que ha atacado varias veces en los últimos 2,000 años, matando a millones de personas y alterando el curso de la historia. Esta enfermedad es causada por una bacteria, la Yersinia pestis, que vive en pulgas que a su vez se trasladan en ratas. Pero la también conocida como Peste Negra también puede ser transmitida entre personas a través de gotículas respiratorias.
Los historiadores han descrito tres grandes olas de esta enfermedad: la “plaga de Justiniano” en el siglo VI; la epidemia medieval del 13° siglo; y la pandemia que recorrió el mundo a finales del siglo 19 y principios del 20.
Por otro lado, el brote más severo de gripe del que se tenga registro fue la mal llamada gripe española que inició en 1918 y se cree que mató a más de 50 millones de personas en todo el mundo.
Las señales estaban ahí pero no se dio el crédito necesario a las advertencias de la comunidad científica. El nuevo coronavirus SARS-CoV-19 podría no tener las consecuencias tan desastrosas de las pandemias del pasado, pero los casos fatales se acercan al millón y cada día se registran en promedio 200,000 nuevos casos. Ojalá que esta vez la humanidad aproveche los aprendizajes.
Consulta a tu médico.
Fuentes consultadas::
CDC de los Estados Unidos
The New York Times
National Geographic